Un grupo de investigadores del Instituto de Neurociencias, centro mixto de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha participado en un trabajo internacional que defiende que el estudio del comportamiento es fundamental para entender el cerebro. Los resultados del estudio, que aboga por una revisión de la técnicas empleadas en la investigación en neurociencia, aparecen publicados en la revista Neuron.
Según los investigadores, los avances tecnológicos actuales han permitido el estudio de las neuronas, a través de la inclusión de sus componentes y maquinaria molecular, a un grado sin precedentes. Los investigadores disponen hoy en día de técnicas increíblemente avanzadas para el estudio de la neurociencia como la selección genética, el control de circuitos optogenéticos o el mapeo de conectomas enteros. Estos enfoques se basan en la manipulación de las neuronas para comprender la relación entre el cerebro y el comportamiento.
El investigador del Instituto de Neurociencias Alejandro Gómez Marín ha explicado que “nuestro grupo de trabajo ha llegado a la conclusión de que hay un sesgo actual en la neurociencia con un excesivo énfasis en las últimas técnicas intervencionistas que dan lugar a puntos de vista y explicaciones reduccionistas. Nosotros proponemos volver a una visión más pluralista de la neurociencia en la que se considere también el estudio y la comprensión del comportamiento para entender el cerebro”.
El trabajo de los investigadores plantea que existe otro enfoque igualmente importante para la comprensión del cerebro que se basa en la cuidadosa descomposición teórica y experimental del comportamiento. Defienden que el análisis detallado de las tareas y del comportamiento que suscitan es el método más adecuado para descubrir los procesos cerebrales y sus algoritmos subyacentes. “Argumentamos que, en la mayoría de los casos, el estudio de la implementación neural del comportamiento se investiga mejor después del trabajo conductual. Así, abogamos por una noción más pluralista de la neurociencia cuando se trata de la relación cerebro-conducta. Ambos enfoques son complementarios para el estudio de la neurociencia. Por un lado, el trabajo conductual proporciona comprensión, mientras que por otro, las intervenciones neurales ponen a prueba la causalidad”, ha concluido Alejandro Gómez Marín.
En este trabajo han participado, además del Instituto de Neurociencias, investigadores de la Johns Hopkins University, de la Princeton University, de la Northwestern University y de la New York University, todas de Estados Unidos, junto con el Max-Planck Institute for Empirical Aesthetics de Alemania.